Un espectáculo aparte
Hace varios años empezamos a alimentar a un reducido grupo de picaflores que diariamente visitaba las flores de nuestro parque. Con el tiempo fuimos aprendiendo a diferenciarlos y comenzamos a encariñarnos y preocuparnos por ellos. Esto nos llevo a inventar nuestros propios bebederos gigantes, ya que nos preocupaba que ante un eventual descuido nuestros pequeños amigos se quedaran sin su ración diaria de néctar.
A medida que fueron pasando los años y con una paciencia que solo lugares como este dan, nos fuimos ganando su confianza y los picaflores de las sucesivas generaciones ya empezaron a vernos como parte natural del entorno, perdiendo el miedo hacia nosotros y por consecuencia volviéndose mucho más confiados con los humanos en general. No es raro que nuestros huéspedes pasen largos ratos recostados en los sillones observándolos a menos de 1 metros de distancia, pues son un espectáculo difícil de igualar.
Nota: La única estación que los picaflores son escasos es en primavera, pues en esta estación el delta se llena de flores y al haber tanto néctar natural los picaflores se dispersan mucho, contribuyendo esto último mejorar la polinización natural. Otro dato importante es que en invierno localmente solo queda una especie, mientras que el resto del año hay tres diferentes: el picaflor bronceado, el picaflor de garganta blanca y el picaflor verde común. Además en un par de oportunidades hemos observado un "black Jacobin", comúnmente llamado picaflor negro, muy desconfiado y por ahora extremadamente difícil de fotografiar.